Bienestar, justicia y libertad

Los problemas sociales pueden ser «resueltos» hoy, para reaparecer
mañana y pasado mañana, sin fin, y en cada oportunidad deberemos
crear una «solución» nueva, informados por supuesto por
experiencias previas, pero nunca libres de la carga de emitir juicios
de valor. Tendríamos una visión más correcta del rol de la política en
la vida social, si no se utilizara el término «solucionar» en conexión
con tales temas, y se describiera la actividad política como la que
hace frente a los problemas sociales, sin ilusionarse con que no deba
hacerles frente una y otra vez.
La solución puede darse, y es preferible, por los expertos, pero
hacerles frente es trabajo de aficionados; entonces, con buen criterio,
desde el punto de vista democrático los políticos no deberían ser
profesionales y la puerta de la política debería estar abierta para
todos. La importancia de este principio puede subrayarse quizás, si
consideramos su aplicación en otro campo donde deben tomarse
decisiones no técnicas como es el de los procedimientos judiciales.