Villa olimpica

Lo importante es que Carlos Surghi viene con un aire nuevo y nos engaña, nos toma el pelo, busca distraernos y por momentos lo logra. En un tono casi épico cuenta las peripecias de un gran observador ante la belleza de unas jugadoras de hockey, por ejemplo. Ese poema titulado Sombras de las jugadores de hockey, es un poema inolvidable, urbano, pero es sobre todo un gran poema clásico de contemplación. ¡Oh, cómo me gustaría escribir un poema con la saliva de estas niñas!Pero más allá de este libro, de la República Argentina y de estos poemas que a muchos les parecerán buenos, a otros no tanto y así al infinito, lo mejor de todo es que Surghi acaba de inventar algo sin saberlo: escribió poesía crítica y política de alto vuelo. Porque escribir poesía política no es escribirle un poema a Cristina o hablar de paraguayos. Estos poemas son la muestra notable de que hay otro modo de escribir poesía realista.Este puñado de poemas exhibe un fenomenal y único anfiteatro de gladiadores no ya romanos sino argentinos.Un lector vulgar o desatento podría decir que van en contra de la época. Mientras muchos cuentan sus relaciones sexuales, sus dramas matrimoniales, como si fuesen grandes actos de gesta, o se creen poetas intelectuales de arrabal y son un canto al ego y al snobismo, Surghi escribe buena poesía y se levanta incólume por encima de las berreteadas de la poesía contemporánea.Fragmento del prólogo de VILLA OLIMPICA por WASHINGTON CUCURTO.