El gran monarca

Orden del Sol Negro: un grupúsculo de nazis ocultos en Madrid, con vínculos secretos con las principales capitales del mundo, tiene por objeto propiciar el renacimiento del Tercer Reich. Desde el Castillo de Wewelsburg, donde Herinch Himmler proyectó el centro del poder esotérico de las SS, hasta el de Sigmaringen, ofrecido por Hitler a los altos mandos del gobierno colaboracionista de Vichy, todo parece formar parte de una conspiración latente que no tardará en despertar. El Cuarto Reich está a punto de ser convocado, pero una organización a la contra, tan secreta, letal y poderosa como su némesis, se conjura para impedirlo. Las antiguas cruzadas han quedado abolidas, si entre musulmanes y cristianos, o entre comunistas y capitalistas, pues la nueva guerra de las religiones se librará entre neopaganos místicos y agnósticos cientifistas.Tal es así que la «actual guerra secreta», que con atribuladas y olvidadas palabras preconizara el brujo Jacques Bergier a finales de los sesenta, parece ahora revestirse de significado. Lo dejó escrito Winston Churchill: «Complot y contra-complot, engaño y traición, doblez y triple doblez, agentes verdaderos, agentes falsos, oro y acero, la bomba, el puñal y el pelotón de ejecución todo ello entretejido para formar una trama?: increíble pero verdadero».